lunes, 14 de mayo de 2007

Apuntes: Lógica capitalista y TLC

lunes, 14 de mayo de 2007

Javier Torres Vindas

Sociólogo y linotipista

socioarte@yahoo.com

El objetivo de estos apuntes es invitar al lector a una discusión sobre las bases lógico-ideológicas que sustentan en América Latina a inicios del siglo XXI paradigma de los denominados “Tratados de Libre Comercio” (TLC) Continuación de las prácticas estadounidenses iniciadas en la década de 1980-1990 (la década perdida) conocidas como PAE´s (Programas de Ajuste Estructural) impuestas por el FMI y el BM, como condicionantes de sus prestamos para el “desarrollo de la región” y, en el más de los casos, para el pago de la deuda externa (eterna) de los países latinoamericanos. Todo ello en la lógica del denominado “Consenso de Washington

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La modernidad europea impulsó un imaginario antropocéntrico, social y político. Sus hitos más destacados son la denominada Revolución Industrial (mediados del siglo XIX) y la Revolución Francesa (1789); ambos momentos expresan y condensan los ideales modernos de corte social, económico y político. El sujeto moderno adquiere la autonomía moral, la conciencia histórica y el sustento empírico-teórico como fundante de esas verdades sociohistóricas mínimas que le impulsan a lanzarse a la perfectibilidad y el progreso.

En este primer estadio se crea la escisión fundante de las sociedades modernas. Las esferas de lo público (objeto sin subjetividad) con un carácter vinculante y propulsor del imaginario del “Bien Común”. Por otra parte, la esfera de la vida privada del imperio del individuo aislado, del atomismo social.

Es decir, una producción ideológica específica propia de la economía política y filosofía política burguesas del siglo XVII y XVIII que impulsan un individuo natural y libre (además racional-calculador) que busca y permite evadir los imperios y abusos provenientes del sistema feudal, clerical y absolutista-arbitrario del poder reinantes; haciendo del trabajo y del consentimiento de cada cual el fundamento de la riqueza y de la legitimidad de los gobiernos.

Este mundo moderno binario enfrenta los intereses privados (individuales) y los intereses colectivos. Crea igualmente una sociabilidad objetiva donde las relaciones son mediadas por el Mercado, todo logra ser equivalente a través de la abstracción del Dinero (la cosa en sí), que genera el proceso de cosificación del mundo circundante y la reificación de la subjetividad. Los sujetos modernos terminan siendo alienados por aquello que les emancipa.

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Existen es esta modernidad varias corrientes teóricas e ideológicas que intentan explicar este despliegue. Unas quedan olvidadas, otras sincretizan, otras evolucionan y otras son nuevas creaciones. Las más destacadas explicaciones socioeconómicas y sociopolíticas han sido: la liberal, la marxista, la keynesiana, la teoría de la dependencia, la teoría del riesgo, la neoliberal, etc. Por efectos exclusivamente didácticos nos abocaremos a profundizar la explicación teórico-ideológica liberal.

La explicación liberal tiene como sus principales fuentes a Adam Smith, John Locke, David Ricardo. A mediados del siglo XX fue revitalizada con los aportes de Frederick A. Hayek. Resignificaciones de esta propuesta se encuentran alrededor de los denominados neoliberales, con matices propios de la transición entre siglos (XX al XXI) Baste lo dicho.

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Este orden liberal o PROMESA LIBERAL DE PROGRESO MODERNO CAPITALISTA se funda en tres presupuestos:

  1. La sociedad liberal al no fundarse en ningún otro supuesto normativo que en los “derechos de propiedad” en su sentido extenso, expresa y condensa el orden natural y justo
  2. El orden liberal, aparte de ser un orden normativamente justo es “sistemáticamente posible”. Para lograr esto, se parten de las condiciones de posibilidad o premisas conocidas como la Ley de Le Say, a saber: Primero todas las mercancías se adquieren por medio de otras mercancías. Para lograr este intercambio es necesario equiparar todas las mercancías (objetos, servicios, fuerza laboral, etc.), esta equiparación se logra a través de la abstracción del precio. Es decir, el dinero se convierte en la mercancía de intercambio por excelencia. Segundo, todos los individuos para satisfacer sus necesidades y desarrollar sus habilidades persiguen el dinero. Es decir, se crean tensiones de oferta y demanda entre individuos productores e individuos consumidores. Estas relaciones tensionales logran en el tiempo la adecuada relación entre las mercancías (precio-dinero). Es decir, el punto de equilibrio de la oferta y la demanda. Tercero, al existir este equilibrio “todo se venderá porque todo está proyectado para la compra
  3. Además, al ser justo y posible logra que todos los individuos estén en constante tensión de sus necesidades, capacidades y habilidades. Lo que permite que este sistema sea comparativamente más eficiente. Este es el principio de competitividad.

Este orden liberal o promesa es proyectado como valor absoluto o ideología única y es implementado pragmáticamente a través del Derecho Positivo Liberal conocido como Derecho Privado (derechos individuales, liberales, libertarios) Valor absoluto y pragmática que retorna sobre las relaciones humanas para darles un carácter eterno e inviolable por ser natural (i.e. Fin de la Historia, Consenso de Washington, TLC, Discurso Único, neoliberalismo, etc.)

En realidad, lo que hace esta doctrina es invisibilizar las relaciones humanas conflictivas del mercado (i.e. teoría de la elección racional) contenidas en el reclamo del fundamento sociopolítico del individuo natural, libre, racional, calculador, propietario e igual. Los perdedores (léase pobres) de esta promesa liberal son producto de su propia incapacidad para ser individuos libres, racionales, calculadores, propietarios e iguales. Por ejemplo, en Tiempos del Mundo Año 10 No. 18 del 17 de mayo del 2007 Pág. 19, en la entrevista hecha al economista Humberto López del Banco Mundial, éste afirma “es difícil convencer a los pobres de que inviertan

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¿Qué desea ocultar este orden liberal? Específicamente que, esta dinámica competitiva, productiva, e innovadora genera en sus despliegue un movimiento de exclusión y segregación social y espacial de ganadores y perdedores. Efectivamente, produce riqueza pero no es justo al repartir esa riqueza. El orden liberal en su auto producción gesta su negación destructiva e indirectamente niega al sujeto liberal que promete. En resumidas, por más rica que sea una sociedad capitalista liberal no es suficientemente capaz de combatir o impedir el exceso de pobreza que genera su riqueza. Produce en su seno la segregación, la exclusión y la polarización entre una minoría opulenta y una mayoría fragmentada empobrecida. La riqueza se logra al producir pobreza.

¿Existe alguna solución a esta encrucijada sistémica? Ante este efecto sistémico de generación antinómica de riqueza a partir de la pobreza se han postulado y llevado a la práctica, al menos, tres alternativas de solución, con variantes de todo tipo. Aquí de forma weberiana las trataremos como “tipos ideales” y con un claro alcance pedagógico:

  1. La Revolucionaria Marxista (que sin detenernos en sus variantes teórico-ideológicas o bien en el análisis exhaustivo de las denominadas socialismos históricos o reales) su núcleo de solución al problema de la sociedad capitalista surge desde el mismo mecanismos de pauperización y miseria, haciendo que las clases proletarias empobrecidas y polarizadas viéndose en tales condiciones infrahumanas radicalizan su lucha y como el nuevo sujeto histórico revolucionario gestan y despliegan la transformación radical de las condiciones estructurales y súper estructurales. En resumen, se postula que la solución radica en la abolición de la propiedad privada ; sustituida por la propiedad colectiva de los medios de producción, donde a cada quien se le garantizan las condiciones de vida.
  2. El Orden Liberal Keynesiana Domesticado, que apuesta (sin cancelar los presupuestos jurídicos liberales, ni la lógica del sistema capitalista de intercambio) con poder manipular sus condiciones marginales por medio de una política monetaria, fiscal y aduanera, y mediante intervenciones vehiculares a través de un sector público en la economía, tal que, lleve a un punto de equilibrio deseado. Todo ello bajo la premisa de que la subsistencia d toda la población se asegura a través del Pleno Empleo de la población económicamente activa (15-65 años) lograda a través de la Administración Estatal democráticamente establecida que logra que esa demanda efectiva (demanda de consumo + volumen de inversión) sea satisfecha a la vez que posibilita las condiciones de gestación y despliegue de una clase media y un acortamiento de las polaridades sociales que logran niveles adecuados de consumo e inversión, con índices macroeconómicos sostenidos, lo que a su vez permite la consolidación de burguesías nacionales. Por lo que se deduce, que la lógica de esta propuesta no erradica la aporía sistémica, pero dilata o hace más flexible la sobre vivencia de la sociedad al crear un mercado interno y las condiciones necesarias para sociedades de 2/3, donde los contextos de posibilidad de los diversos sectores coinciden en suma con sus horizontes de expectativas. Este modelo tuvo frutos entre 1950-1975 y se conoció bajo el nombre de Estado Benefactor, Social, etc. Fue adoptado por las ideologías políticas como la socialdemócrata. En América Latina se expresó con éxito entre otros en Costa Rica y Uruguay. En la actualidad, luego de una época neoliberal latinoamericana retoma algunos de sus postulados y prácticas en el cono sur con las denominadas nacionalizaciones de sectores dinámicos y estratégicos (agua, electricidad, hidrocarburos, etc.)
  3. La Formal Liberal (i-racional) que siguiendo el curso “espontáneo” del problema socioeconómico y político generado por esta polarización de ricos opulentos a partir de procesos de pauperización y miseria de la población se traslada del seno de la sociedad capitalista central fuera de sí. Es decir, busca en otras sociedades más vulnerables, menos competitivas y/o desarrolladas según el canon capitalista, fuentes de recursos más asequibles, mano de obra más barata y un mercado estratificado o diferenciado de consumidores. Se aboca en la conquista-colonización de mercados de donde explota los materiales y medios necesarios de subsistencia para sus necesidades en otros pueblos que están más atrasados respecto de los medios que la sociedad expansiva posee en exceso, con lo que traslada fuera de sus fronteras las distorsiones internas y ahora son las sociedades ricas o centrales las que logran su riqueza a partir del empobrecimiento masivo de las sociedades periféricas o subdesarrolladas. Este es el origen de eso que popularmente se denomina globalización económica y que no es otra cosa que la expansión colonialista de las sociedades capitalistas salvajes que en siglos pasados conquistaron-colonizaron América y África, que en el siglo XX sumieron a América Latina en los modelos agro-exportadores de monocultivos, luego en la deuda externa (eterna), en la lógica de Seguridad Nacional y guerras de baja intensidad, en la década de 80´s y 90´s del siglo anterior en los PAE´s impulsados por FMI y BM, y desde la segunda mitad de 1990 a la fecha han ido conquistando-colonizando en América Latina con la implementación de los denominados TLC.

La pregunta es ¿cuál vía de desarrollo debemos adoptar los y las latinoamericano(a)s?

Bibliografía

Ghéhenno, Jean-Marie. El fin de la democracia: la crisis política y las nuevas reglas del juego. Barcelona: Piados, 1995.

Hegel, G. F. Filosofía del derecho. Buenos Aires, Argentina: Claridad, 1955.

García Soto, Ronald. Introducción a la Teoría Monetaria. San José, UNED, 5ª reimpresión de 2ª edición, 1998.

Keynes, John Maynard. Teoría general del intercambio, el empleo y el dinero.

Marx, K. & Engels, F. El manifiesto comunista. San José: Cultura, 1962.

________________. “En torno a la crítica de la filosofía del Derecho de Hegel y otros ensayos” En: Marx, K. & Engels, F. La Sagrada Familia y otros escritos filosóficos de la primera época. México: Grijalbo, 1967.

Mandell, Ernest. Iniciación a la economía marxista. Barcelona: Nova Terra, 1977.

Nozick, R. Anarquía, estado y utopía. México: Fondo de Cultura Económica, 1988.

Smith, Adam. La riqueza de las naciones. San José: UACA, 1986.

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